sábado, 24 de septiembre de 2011

Capítulo 10

Capítulo 10

Su mirada penetrándome, con unos ojos diferentes. Y mientras yo, esperando a conseguir comprenderlo mejor, intentando que no fuese cierto.

-Necesitaba hacerlo-. Sonrió mientras hablaba y seguía esa mirada en sus ojos, con una apariencia de locura. Algo que nunca antes le había visto.- Así podré estar contigo, sin que nadie pueda evitarlo y sin hacerte daño-.

-Pero… no puede ser… -. No entendía nada, ya que no sabía realmente como era un vampiro.

-Es así y ahora ya eres como yo-. Continuaba esa sonrisa y esa mirada siniestra, pero con un toque cariñoso en sus palabras, aunque no para mí. Hizo un gesto con su rostro. Abrió sus ojos, que antes eran tan preciosos y ahora solo parecían los de un animal. Su boca, cerrada y apretada, como si contuviese sus palabras.- No puedes cambiar lo que ya eres-.

En sus palabras, vi una seriedad que jamás vi anteriormente. Todo era distinto y lo sabía. Pero como ella había dicho, no podía hacer nada por cambiarlo. Pero podía huir.

No sabía qué hacer ni que decir, necesitaba correr sin más, necesitaba volver atrás. Correr hasta que no pudiera continuar. Salir de ese lugar, sin ella.

Salí a correr sin contenerme, ni saber dónde ir. Ella no me siguió, o eso pensaba yo. No sabía dónde ir, pero el sol ya se ocultaba tras la montaña, la oscuridad pronto llegaría. Seguí un camino entre los árboles que no conocía, pero necesitaba correr sin más. Sin saber donde llegar, tan solo olvidar.

Solo viendo árboles y árboles pasar, hasta llegar a un camino desconocido para mí. La luz de la luna ya aclaraba la oscuridad de la noche, que había aparecido hacía pocos minutos. Mis ojos eran diferentes, no veía igual, sentía la brisa en la cara, aun con los arboles sin mover una sola hoja. Y no podía hacer más que recordar el sueño, ese mismo, que tuve hacía unos días, ese que pensaba que no sería nada. Era como el sueño, todo era igual, las sensaciones eran iguales, pero no era el mismo lugar.

Giré la cabeza sin poder evitarlo, como si mi cuerpo notase algo extraño. En ese mismo momento, vi a Tana, asomándose entre varios árboles, de los cuales, me alejaba a toda velocidad. Continué sin apenas sentir el cansancio, como si tan solo caminara. Pero ella apareció delante de mí, como si hubiese estado ahí siempre, sin más.

-Pero… ¿Cómo has hecho eso?-. Mi respiración aumentó de golpe, aun estando descansado. Confundido, intenté relajarme para poder, intentar al menos, comprender lo que me decía.

Una carcajada sonó de golpe.- ¡Tú también puedes hacerlo!-. Dijo mientras continuaba riéndose.- Pero antes tienes que saber más cosas-.

-Y… ¿Qué soy?-. Pregunté con un tono irónico.

-Como ya te dije, eres un vampiro-. Respondió seriamente, después de mi pregunta.- Deberías de preguntar ¿Cómo eres?-.

Entendía sus palabras, pero no sabía que mas hacer. ¿Yo quería saber cómo era en este momento? Por lo que sabía, ella era una asesina, vivía así y yo ahora era como ella. ¿Era yo un asesino?

En ese mismo instante, caí al suelo sin fuerzas. Mi cuerpo fallaba, y no podía apenas moverme. No sabía porque, pero ella parecía saberlo. Y ciertamente, lo sabía.

Miré hacía ella, mientras se reía y decía.- Necesitas comer-. Continuaba entre risas poco agradables para mí.- Ya eres un vampiro.

Mi mirada volvió al suelo y después mire a sus ojos de nuevo. –Pero…-. Realmente no sabía que decir.

-Ven a mi casa, te explicare algo más. A no ser, que quieras quedarte tirado ahí-. Sabía que no me dejaría y de todas formas apenas era capaz de moverme.

Entramos a su casa y después me sentó en una silla en lo que parecía la cocina. Me dio un plato con un poco de fruta y empecé a comer con muchas ganas. Terminé de comer rápidamente, pero aun no me sentía satisfecho, necesitaba más.

-¿Cómo puedo seguir con hambre?-.

-Eres un vampiro…-. Me miro seriamente y luego dijo.- Necesitas alimentarte con comida, pero necesitas algo más para sentirte satisfecho y con fuerzas-.

-¿El qué? ¿Por qué lo dices tan seria?-. En ese momento no sabía nada acerca de los vampiros, pero realmente, me gustaría no haberlo sabido nunca.

Miré hacia un lado de la cocina, cuando vi unas cuantas prendas de vestir, manchadas completamente de sangre. En ese momento recordé lo que me dijo hacía unos días.

-¿Sangre… humana?-.

-Si… y no puedes evitarlo, es necesario para vivir-. Miro la ropa ensangrentada y dijo.- No podrás aguantar sin ella, acabarías enloqueciendo.

-No puedo hacer eso-. Dije yo, sin poder contenerme, gritando con las fuerzas que tenía.- ¡No puedo matar a alguien!

Pasó un rato hasta que volvió a hablar, después de mis gritos enloquecidos.

-Tienes que saber algo más-. Después de un rato sin hablar, y con un tono realmente serio.- El sol directo hacia tu piel, te quemará poco a poco hasta matarte. Hazme caso, es por tu bien.

-Por mi bien no me tenías que convertir en lo que me has convertido-. Dije yo enfurecido.

-Tendrás que alimentarte de sangre alguna vez. Si no lo haces, no morirás, pero harás daño a tus seres queridos, enloquecerás y les atacarás-.

Entendí lo que me dijo, pero en ese momento, no sabía que mas hacer. La luz del sol ya salía y no podría volver ahora a mi casa. ¿Realmente quería seguir vivo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario