lunes, 12 de septiembre de 2011

Capítulo 8

Capítulo 8

El miedo se apoderó de mi impidiéndome moverme, ni tan siquiera girar la cabeza. La sensación de alguien detrás mientras estaba solo en el bosque, sin nadie que pudiese ayudarme. No podía quedarme ahí para siempre, en algún momento tenía que reaccionar. Después de un rato sin siquiera moverme, conseguí girar la cabeza y ver quién o qué había detrás.

Una mirada bastó para ver a Tana mirándome con unos ojos que nunca le había visto antes. No podía siquiera hablar. Todo cubierto, con la oscuridad de la noche y la poca luz de la luna, tapada por los grandes árboles, que se extendían hasta el final de lo que era capaz de ver. Pude ver el exterior de la casa, pero no había podido ver el interior. A lo lejos veía una carretera muy borrosa, casi invisible a la vista. La oscuridad no permitía ver más allá de unos pocos metros, pero tenía que saber donde estaba para poder volver, si es que podía. Los árboles eran iguales que todos los demás, era una zona boscosa y tenebrosa en la oscuridad. Un lugar en el que nunca me gustaría haber estado, pero una vez pasan las cosas, nunca tienen solución. No sabía que decir, me sentía inmóvil… Era incapaz de hablar.

-¿Por qué me has seguido?-. Una voz seria que nunca esperaría haber escuchado de ella.

Aparté la mirada hacia un lado y después miré al suelo sin contestar. Realmente no sabía que decir.

-¿Qué haces aquí?-.Volvió a preguntar ella.

-¡No lo sé!-. Dije yo gritando sin poder remediarlo.- No sé porque he seguido a la persona que quiero, no lo sé.

A ella le cayó una lágrima y empezó a hablar.

-¿Querías la verdad? Aquí te cuento la verdad-. Dijo mientras varias lágrimas descendían por sus mejillas.- ¡Soy un monstruo!-. Gritó con una voz más grave de lo normal.

-No, tú no eres un monstruo-. Dije yo mientras continuaba llorando.

-Soy una asesina, siempre lo he sido-.

Su voz sonó seria. Mi corazón dio un vuelco y por poco caigo al suelo del miedo. Pero era Tana, no podía pensar que me haría daño. La quería.

-Vivo en una casa apartada de todo el pueblo, en un sitio en el que nadie me conoce salvo tú. Fuiste el único que me vio llorando, me vio sufriendo-. Calló en un mar de llantos.- Pero solo conseguiré hacerte daño, ya te estoy haciendo daño-.

-Pero no eres…-. Callé antes de continuar. La verdad es que no sabía lo que era. Pero ahora era el momento.- ¿Quién o qué eres?-.

-¿De verdad quieres saberlo?-.

Un silencio se extendió durante un par de segundos.- Si-. No respondí muy convencido, pero realmente quería saberlo.

-Soy… -. Se volvió a callar.-Es peligroso para ti.

Me paré un momento antes de contestar. Estaba atemorizado, la situación daba miedo pero no quería demostrarlo.

-No tengo miedo-. La miré fijamente a los ojos.-¿Debería tenerlo?.

-Soy… -. Volvió a callar.-Nos llaman vampiros-.

Miré a Tana extrañado ya que no sabía lo que eran. -¿Vampiros?-. Nunca antes había oído hablar de ellos-. ¿Qué es eso? -.

-Somos peligrosos. Nos alimentamos de… sangre-. Un silencio paró su explicación.

¿Había dicho sangre? Como podía ser eso-¿Sangre?-. Pregunté.

- Sangre humana-. Dijo de forma seria, sin contemplarlo demasiado.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. No podía mirarla de la misma forma.

-No soy buena, he matado mucha gente-. Afirmó mirándome fijamente con una mirada siniestra.

-Sé que no me harás daño-. Dije con miedo.

-¿Enserio?-.Su cara era diferente, ahora me daba más miedo. Pero aun así, la quería.

Estaba aterrorizado, volví a sentir el miedo recorriendo mi cuerpo de la cabeza a los pies. No sabía que más decir ni que más hacer. No entendía muy bien las cosas, no sabía cómo reaccionar ni siquiera sabía si lo había comprendido todo. Pero entendía más cosas ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario