lunes, 5 de septiembre de 2011

Capítulo 5

Capítulo 5

Unos golpes a la puerta me despertaron después de aquella extraña noche. Un simple paseo, cambiaría toda mi vida, mas adelante sabréis porque. Salí de la cama, aun con cansancio y fui a ver quien aporreaba la puerta de tal manera. Al abrir la puerta, mientras bostezaba sin poder remediarlo, y en ese momento vi a Sam.

-¿Qué te pasa?-. Preguntó Sam mientras yo estaba aun con los ojos entrecerrados.

-Estoy cansado- Miré hacia el cielo para ver qué hora seria aproximadamente y volví a bostezar. -¿Qué querías?-.

-Venia para ver si querías hablar y si estabas bien-.

-Estoy bien-Fui hacia la cocina a coger un trozo de pan mientras Sam me miraba en la puerta parado.-Pero no tengo ganas de hablar ahora-.

-Bueno, cuando tengas ganas hablamos-. Dijo con un tono algo enfadado, mientras cerraba la puerta.

No quería que se enfadase con migo, pero en este momento, solo quería estar solo. Quería volver a esa cabaña. Tenía que saber quién era ella.

Fui a mi habitación y me puse algo de ropa. Sentía la necesidad de volver pero no sabía por qué. Salí de mi casa y empecé a ir hacia el camino de la noche anterior. Caminé hasta ver esa pequeña cabaña abandonada y me acerqué a ella. Me paré un par de minutos, observándola, ahora que era de día. En la noche era completamente diferente. Entré de nuevo por la ventana y me senté en el suelo. En el interior también era distinto. La luminosidad cambiaba el aspecto de las cosas. Pero había algo que lo cambiaba más aun. No estaba ella.

Aun teniendo a Sam, me sentía solo. Necesitaba algo más. En cuanto la vi en el suelo, su mirada se cruzó con la mía, en cuanto el roce de mi mano con su brazo sucedió, sentí algo que nunca antes había sentido. Algo que quería seguir sintiendo.

No podía esperar a que ella volviese a ese sitio. Era algo que era imposible que sucediera. Nunca volvería. Al menos eso creía yo.

-¿Por qué has vuelto?-.

Esa voz, era algo que no podía olvidar. Era ella. Las cosas imposibles no existen, no hay nada imposible. Se me aceleró el corazón durante unos segundos, pero necesitaba contestar.

-No lo sé-.Dije casi tartamudeando.

Ella me miro y una sonrisa salió de su boca.

-¿Cómo que no lo sabes? Para algo abras vuelto ¿no?-.

Mire a sus ojos y empecé a sentir esa sensación. Era algo tremendo, pero no sabía que decir, ya que no sabía realmente para que había vuelto.

-¿Por qué has vuelto tú?-. Intenté contestar con otra pregunta, ya que no sabía que mas decir.

Se paró un momento antes de contestar. Me miró y luego fijó su mirada en el suelo.

-La verdad… quería saber algo de ti- Me volvió a mirar y hizo una pequeña muesca de sonreír.- ¿Por qué?-.

-¿A qué te refieres?-. Suponía lo que quería decir, pero no quería quedar como un estúpido, sin saber que contestar.

-¿Por qué querías ayudarme?-.

-No te ayudé-.

Me observó mientras que yo estaba cabizbajo mirando al suelo.

-Te fuiste- Sonrió con una especie de carcajada y volvió a la conversación.- Te vi como volvías con una manta-.

-Pero… ¿Por qué no me dijiste nada?-. Volví a contestar, como siempre tartamudeando.

-Te dije que te alejaras de mí, que solo traería problemas-. Dijo mirándome seriamente.

-Pero entonces… ¿Por qué has vuelto ahora?-. Ya no entendía nada, pero me conformaba con estar ahí con ella.

-Solo te diré una cosa. No soy una chica normal- Miro hacia la puerta y se giró.-Me pareces un chico distinto-.

Abrió la puerta con una llave que había puesta en la cerradura y salió. Yo al ver que continuaba andando, salí corriendo de la cabaña y me acerqué a ella. Ella no decía nada, y yo no sabía que decir. Imagina lo curioso que era ver, a dos personas que apenas se conocían andando juntas por un camino sin decir ni una palabra.

-¿Dónde vives?-.Al final, decidí preguntar algo.

-Ahora vivo en un pueblo muy cerca de aquí-. Contestó sin saber muy bien si debía contestar.

-¿Vives con tus padres?-. Después de preguntar, me di cuenta de que parecía algo pesado con esas preguntas.

-No… - Se paró un momento y se quedo pensando durante unos segundos.-Vivo sola-.

-¿Qué edad tienes?-. Pregunte intrigado después de su respuesta.

Continuó andando después de mi pregunta sin contestar ni decir nada más. Me quedé callado sin saber que mas decir, después de su evasión a mi pregunta no podía decir nada más.

-Cuéntame cosas sobre ti. Solo he hablado yo en todo el rato-.

Le conté donde vivía, la vida con mi padre, mi amistad con Sam, y ella seguía intrigada sobre mi vida. Terminé de contar todo lo que me preguntaba.

-¿Te volveré a ver?-. Dije yo en un tono triste.

-¿Quieres volver a verme?-. Preguntó ella sonrojada.

-¡Claro que si!-.

-Entonces nos veremos-. Contestó y después se fue sola en la dirección contraria.

Sin darme apenas cuenta, habíamos llegado muy cerca de mi casa. Así que anduve durante un par de minutos y llegué. Abrí la puerta, entré y fui a comer algo a la cocina. Después, cuando iba a irme hacia la cama llamaron a la puerta con un golpe suave. Fui hacia la puerta, la abrí y era ella de nuevo.

-Se me había olvidado decirte algo. Mi nombre es Tana-. Sonrió y después volvió a irse.

Me quedé algo atontado después de eso por volverla a ver ahora en mi casa. Pero una vez en la cama, tenía una pregunta. ¿Cómo sabía donde vivía? ¿Cómo sabía cosas que no le había contado? Pero decidí dejar de pensar en eso, podía haberme seguido y ya está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario