martes, 29 de noviembre de 2011

Nuevo blog

Hola, voy a tener un nuevo blog en el que subiré relatos cortos escritos por mí. El libro continua escribiendose y espero en pcoo tiempo tenerlo terminado.

Este es el blog de relatos cortos: http://mis-relatoscortos.blogspot.com/

domingo, 30 de octubre de 2011

Aviso

Bueno... Después de este tiempo subiendo mi novela a este blog, dejaré de hacerlo. No dejo de escribirla, pero subiré online para todo aquel que quiera leerla, una vez esté terminada. Me alegra que hayáis leído todo lo que he subido y espero que continuéis haciéndolo una vez suba el libro al completo. Muchas gracias, si alguien quiere dar alguna sugerencia sobre el libro o cualquier duda puede ponerla aquí y estaré encantado de responder.

lunes, 17 de octubre de 2011

Capítulo 12

Capítulo 12

Un sueño. Un simple sueño, que se convirtió en realidad. Algo que nunca esperaba que sucediese. Algo que había estado intentando olvidar durante todos estos días. Pero aun así, estaba pasando.

Aun no estaba cerca de él, pero llegaría rápidamente. El temor recorría mi cuerpo y la impotencia me mataba por dentro. Ya podía ver su espalda y en ese mismo instante se giró. Vi sus rasgos desde lejos, una cara redonda, unos ojos claros y una sonrisa infantil que se desquebrajaba con los acontecimientos. Una cara que no conocía, algo estaba pasando, pero no era como mi sueño, no era Sam. Pero aun sin ser Sam, era un niño, iba a matar a un niño y no podía hacer nada por evitarlo.

Mi cuerpo se movía a una velocidad inimaginable y mi mente pensaba en lo que pasaría ahora. Un salto, un corte y una muerte. Un dolor que era incapaz de prever para ese niño, un simple niño.

Cogí todas las fuerzas que tenia y fui capaz de gritar.-¡Corre!-. Conseguí hacerlo y el niño comenzó a correr, sin saber muy bien porque, pero me hizo caso. Tal vez en ese momento, parecía tan amenazador como podía llegar a serlo.

Era incapaz de pararme, era imposible, no era yo, era un monstruo. Continué tras él, alcanzándolo cada segundo mas, con una rapidez que era imposible saber, cuándo cogería a el pequeño. Pero esperaba que consiguiese ponerse a salvo y a la vez me rondaba por la mente, dejar mi cuerpo seguir, sin imponer fuerza alguna. Pero no era yo, no quería hacerlo, no quería matar.

Unos metros de distancia, la suficiente, un salto. Cerré los ojos, pero no pude evitar abrirlos, justo en ese momento, vi ese rostro, ahora cubierto de sangre, con el cuerpo masacrado por mis golpes. La sonrisa infantil, desapareció por completo, sus ojos, ahora sin color alguno, con un gesto cadavérico y masacrado. Sentía la sangre en mis labios, el olor de su sangre. Pero lo peor era, que me gustaba.

Conseguí parar de comer, dejar su cuerpo a un lado y lanzarme a mí mismo unos metros del cuerpo. Ya podía controlarme, pero ahora era tarde. Rompí a llorar en el suelo, intentando olvidar lo sucedido, pero era imposible. No podía seguir en ese lugar, comencé a correr sin rumbo, hasta chocar con un árbol, y continúe mi rumbo sin apenas menearme, rompiendo el árbol a mi paso. Me tiré al suelo, llorando como nunca antes lo había hecho. Pero ya nada cambiaría, esta vez no despertaría, esta vez no era un sueño.

No podía ir a mi casa, podrían verme los del pueblo. Estaba lleno de sangre, toda mi ropa repleta de la sangre del joven, que ni siquiera conocía su nombre, que no hizo nada mas, que cruzarse en mi camino, en el momento que no debía. No era su culpa, toda era mía.

Volví a correr y fui rápidamente a casa de Tana, ella sabría qué hacer. Ahora, la necesitaba.

Ella ya esperaba en la puerta.-Por fin te decidiste a hacerlo-. Una sonrisa se mostro en su cara.

-¡Cállate!-

Su rostro volvió a la seriedad y dijo.-¿Qué ha pasado?-.

-Yo no quería… no quería hacerlo-. Lloraba mientras hablaba, mirando mis manos, completamente repletas de sangre.

Se acercó a mi llorando a la vez que yo, y me abrazó con todas sus fuerzas.- Lo siento… ¡Lo siento!-.

-No pude evitarlo, no podía parar. Maté a ese niño, lo maté-. La frustración de no poder cambiarlo me reconcomía la conciencia, pero no podría hacer nada más.

Ella me miraba sin saber que mas hacer, ni que decir, esperando que no fuese real. Su mirada describía sus sentimientos, pero en ese momento estaba demasiado preocupado para darme cuenta, para saber que sucedía.

-No debí hacerlo. Tenía que haberme apartado de ti-.

-¡Eso ya no cambia nada!-.

En ese momento ya no podía pensar en nada, pero tampoco podía volver a ver a Sam, ni a mi padre. Ahora solo estaba ella, era la única a la que no podría dañar. Pero tampoco podía quedarme en ese lugar, necesitaba cambiar.

domingo, 2 de octubre de 2011

Capítulo 11

Capítulo 11

Caminé durante horas, sin ningún rumbo a seguir, esperando encontrar respuesta a mi dilema. Saber si en algún momento encontraría solución. Si en algún momento, podría cambiar. Un día nuevo, no cambiaría todo lo sucedido, y lo sabía.

Me sentía agotado. Ella tenía razón, necesitaba sangre. No podía siquiera pensar en ello, era algo que me repugnaba y me hacía pensar en ese sueño. Era quitar a alguien su vida, para continuar con la mía. Aun así, sabía que lo necesitaba.

La noche empezaba a aclararse, y tenía miedo de lo que sucedería, pero tampoco era capaz de dejarlo todo atrás y matar por sobrevivir. La luz del sol relampagueaba sobre mí como si un foco alumbrara mi persona. Pero aun así continué mi camino, sin pararme. El calor me hacía sentir peor y no sabía cuánto sería capaz de aguantar, pero nada me impedía comprobarlo.

Los minutos pasaban lentamente, con el sol tras de mí y mi casa ya vista en el horizonte. Llegaría en un momento u otro, pero, no quería. El sol me debilitaba, me quemaba la piel, pero aun podía aguantar así durante un tiempo. Sabía lo que era y no quería seguir siéndolo, no quería matar a nadie, y mucho menos, herir a la gente que conocía, herir a Sam o a mi padre. Por muchos problemas que tuviese con mi padre, era mi padre, y sin relación alguna con él, ha estado ahí todo el tiempo. Y ahora realmente, tenía razón, yo era un monstruo, un asesino.

Vi a Sam a lo lejos y mi corazón empezó a latir más rápido de lo normal. No podía acercarme a él, podría herirle, pero ya no podía hacer nada. Caí de golpe al suelo, ya cerca de Sam y de mi casa. Mis rodillas chocaron con el suelo y después mi cara se estampó bruscamente contra el mismo. Mi cuerpo tendido en el suelo, con la piel que tenía, cubierta con quemaduras. Como comprenderás, no sabía que pasó en ese momento.

Abrí los ojos y vi mi habitación. Estaba en mi cama, pero no sabía cómo había llegado ahí. No sentía dolor ninguno, y lo último que recordaba, era la sensación, de estar ardiendo, con un gran mareo y un golpe en la cara.

Salí y vi a Sam. Estaba preparando algo de comida en una cazuela sobre el fuego. Con una mirada triste, se giró y me vio de pié observándole.

-¿Cómo… cómo puede ser?-. Me miró fascinado a la vez que asustado.-Estabas con toda la piel quemada. ¿Cómo puedes estar bien?

-No puedes estar junto a mí.- Mi mirada triste, pero a la vez amenazadora, necesitaba sangre, y quería que él se alejara de mí.- ¡Vete!-. Una voz inimaginable en mí, sonó en esas palabras, pero tenía que ser así. De otro modo, podría herirle. Noté en su cara la tristeza y el miedo unidos en una misma expresión, con un gesto incomprendido en su postura. Dejó todo lo que hacía y se acercó a mí.- ¡No sigas, vete!-. Comencé a llorar y a gritarle que se marchase hasta que se fue, sin saber porque tenía que hacerlo. No podía saber la verdad, eso sería lo mejor.

Después de su salida, caí al suelo y rompí a llorar. Tenía la sensación de odiarme a mí mismo, pero sería lo mejor para todos. Solo podía hablar con una persona y en este momento tenía que hacerlo.

Salí de la casa y vi la luz del sol. No pude evitar estremecerme solo de pensarlo, ese dolor en mi piel abrasándome. Entré de nuevo, esperando a que empezase a anochecer para poder salir.

Mis pensamientos, podían ser los de un loco. Pero sabía lo que era. Aun por miedo a hacer daño a las personas cercanas, no podía morir. Era incapaz de suicidarme. Era un acto inútil para mí y no cambiaría nada. Tenía que aprender a ser así. Miré por la ventana y vi que el sol comenzaba a ocultarse, abrí la puerta de nuevo y salí lo más rápido posible.

Intenté correr a la velocidad máxima que podía, pero me sentía agotado, necesitaba alimentarme pronto. Aun así, no me costó mucho llegar a casa de Tana, pero no sabía qué decir, cómo actuar, qué hacer.

Una vez en su puerta, antes de siquiera llamar, ella abrió la puerta.

Yo, mirando hacia el suelo, con el cuerpo cansado, intentando sostenerme en pié.- Tiene que poderse hacer otra cosa, tiene que haber alguna forma…- .

Me miró con una mirada triste y dijo.- No la hay y si la hubiese, no la conozco-. No pudo evitar apartar la mirada de mis ojos.-Lo siento-.

Grité desolado, al no tener otra solución. Al ver mi mundo como el de un asesino, que necesita matar. Caí al suelo y me estremecí en el mismo, sin poder evitarlo. Ella me miró esperando sin saber qué hacer, sin saber que mas decir. Me incorporé con todas mis fuerzas, intentando seguir en pié, aun con el cansancio en todo mi cuerpo.

Salí de la casa y me vi en mitad del bosque, con la oscuridad de la noche sobre mí. La luz de la luna, no alumbraba esta noche. Sentí un escalofrío y empecé a correr con las fuerzas que me quedaban. Llegué a una carretera, la cual me resultaba conocida. Pero era incapaz de recordar.

El aire de la noche recorría mi cara y la noche oscura, sin la luminosidad de la luna era algo tenebroso. Me paré un segundo, mire hacia ambos lados de la carretera y continué corriendo. No había nadie en ese lugar. Todo iba despacio aun que notaba la velocidad en mi cuerpo.

Ahora sabía dónde estaba. Era ese sueño, ese que intentaba olvidar en todo este tiempo. Intenté parar, no seguir ese camino, sabía lo que pasaría al final de esa carretera pero no podía evitarlo. Mi cuerpo no lo manejaba yo, algo se apoderaba de mí, el hambre.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Capítulo 10

Capítulo 10

Su mirada penetrándome, con unos ojos diferentes. Y mientras yo, esperando a conseguir comprenderlo mejor, intentando que no fuese cierto.

-Necesitaba hacerlo-. Sonrió mientras hablaba y seguía esa mirada en sus ojos, con una apariencia de locura. Algo que nunca antes le había visto.- Así podré estar contigo, sin que nadie pueda evitarlo y sin hacerte daño-.

-Pero… no puede ser… -. No entendía nada, ya que no sabía realmente como era un vampiro.

-Es así y ahora ya eres como yo-. Continuaba esa sonrisa y esa mirada siniestra, pero con un toque cariñoso en sus palabras, aunque no para mí. Hizo un gesto con su rostro. Abrió sus ojos, que antes eran tan preciosos y ahora solo parecían los de un animal. Su boca, cerrada y apretada, como si contuviese sus palabras.- No puedes cambiar lo que ya eres-.

En sus palabras, vi una seriedad que jamás vi anteriormente. Todo era distinto y lo sabía. Pero como ella había dicho, no podía hacer nada por cambiarlo. Pero podía huir.

No sabía qué hacer ni que decir, necesitaba correr sin más, necesitaba volver atrás. Correr hasta que no pudiera continuar. Salir de ese lugar, sin ella.

Salí a correr sin contenerme, ni saber dónde ir. Ella no me siguió, o eso pensaba yo. No sabía dónde ir, pero el sol ya se ocultaba tras la montaña, la oscuridad pronto llegaría. Seguí un camino entre los árboles que no conocía, pero necesitaba correr sin más. Sin saber donde llegar, tan solo olvidar.

Solo viendo árboles y árboles pasar, hasta llegar a un camino desconocido para mí. La luz de la luna ya aclaraba la oscuridad de la noche, que había aparecido hacía pocos minutos. Mis ojos eran diferentes, no veía igual, sentía la brisa en la cara, aun con los arboles sin mover una sola hoja. Y no podía hacer más que recordar el sueño, ese mismo, que tuve hacía unos días, ese que pensaba que no sería nada. Era como el sueño, todo era igual, las sensaciones eran iguales, pero no era el mismo lugar.

Giré la cabeza sin poder evitarlo, como si mi cuerpo notase algo extraño. En ese mismo momento, vi a Tana, asomándose entre varios árboles, de los cuales, me alejaba a toda velocidad. Continué sin apenas sentir el cansancio, como si tan solo caminara. Pero ella apareció delante de mí, como si hubiese estado ahí siempre, sin más.

-Pero… ¿Cómo has hecho eso?-. Mi respiración aumentó de golpe, aun estando descansado. Confundido, intenté relajarme para poder, intentar al menos, comprender lo que me decía.

Una carcajada sonó de golpe.- ¡Tú también puedes hacerlo!-. Dijo mientras continuaba riéndose.- Pero antes tienes que saber más cosas-.

-Y… ¿Qué soy?-. Pregunté con un tono irónico.

-Como ya te dije, eres un vampiro-. Respondió seriamente, después de mi pregunta.- Deberías de preguntar ¿Cómo eres?-.

Entendía sus palabras, pero no sabía que mas hacer. ¿Yo quería saber cómo era en este momento? Por lo que sabía, ella era una asesina, vivía así y yo ahora era como ella. ¿Era yo un asesino?

En ese mismo instante, caí al suelo sin fuerzas. Mi cuerpo fallaba, y no podía apenas moverme. No sabía porque, pero ella parecía saberlo. Y ciertamente, lo sabía.

Miré hacía ella, mientras se reía y decía.- Necesitas comer-. Continuaba entre risas poco agradables para mí.- Ya eres un vampiro.

Mi mirada volvió al suelo y después mire a sus ojos de nuevo. –Pero…-. Realmente no sabía que decir.

-Ven a mi casa, te explicare algo más. A no ser, que quieras quedarte tirado ahí-. Sabía que no me dejaría y de todas formas apenas era capaz de moverme.

Entramos a su casa y después me sentó en una silla en lo que parecía la cocina. Me dio un plato con un poco de fruta y empecé a comer con muchas ganas. Terminé de comer rápidamente, pero aun no me sentía satisfecho, necesitaba más.

-¿Cómo puedo seguir con hambre?-.

-Eres un vampiro…-. Me miro seriamente y luego dijo.- Necesitas alimentarte con comida, pero necesitas algo más para sentirte satisfecho y con fuerzas-.

-¿El qué? ¿Por qué lo dices tan seria?-. En ese momento no sabía nada acerca de los vampiros, pero realmente, me gustaría no haberlo sabido nunca.

Miré hacia un lado de la cocina, cuando vi unas cuantas prendas de vestir, manchadas completamente de sangre. En ese momento recordé lo que me dijo hacía unos días.

-¿Sangre… humana?-.

-Si… y no puedes evitarlo, es necesario para vivir-. Miro la ropa ensangrentada y dijo.- No podrás aguantar sin ella, acabarías enloqueciendo.

-No puedo hacer eso-. Dije yo, sin poder contenerme, gritando con las fuerzas que tenía.- ¡No puedo matar a alguien!

Pasó un rato hasta que volvió a hablar, después de mis gritos enloquecidos.

-Tienes que saber algo más-. Después de un rato sin hablar, y con un tono realmente serio.- El sol directo hacia tu piel, te quemará poco a poco hasta matarte. Hazme caso, es por tu bien.

-Por mi bien no me tenías que convertir en lo que me has convertido-. Dije yo enfurecido.

-Tendrás que alimentarte de sangre alguna vez. Si no lo haces, no morirás, pero harás daño a tus seres queridos, enloquecerás y les atacarás-.

Entendí lo que me dijo, pero en ese momento, no sabía que mas hacer. La luz del sol ya salía y no podría volver ahora a mi casa. ¿Realmente quería seguir vivo?

sábado, 17 de septiembre de 2011

Capítulo 9

Capítulo 9

Abrí los ojos sin saber muy bien donde estaba. Me sentía mareado y me dolía la cabeza. Me di cuenta de que estaba en mi habitación, pero no sabía cómo había llegado ahí. Me levanté mareado, tanto, que caí de rodillas en cuanto me incorporé. Intenté ir a la cocina a comer para ver si se me pasaba.

¿Todo había sido un sueño? era todo tan real, como si de verdad hubiese ocurrido, como si ella fuera una asesina, ella fuera un vampiro. Pero, ¿y si no hubiese sido un sueño? ¿Cómo había llegado hasta mi cama? En ese momento no tenía explicación ninguna para lo sucedido, pero lo recordaba todo tan real… El miedo recorriendo mi cuerpo y paralizándome… Demasiado real para ser un sueño, demasiado incoherente para ser real.

Me toqué el brazo para rascarme, cuando me di cuenta de que tenía una pequeña herida en él. Una pequeña raja que ya estaba cerrada, pero aun dolía. No sabía cómo había llegado a cortarme ni cuándo. Parecía una pequeña herida, que podía haberme hecho mientras andaba por el bosque. Así que decidí seguir pensando en el sueño, o tal vez realidad.

Hacía varias horas que me había levantado. No sabía que más imaginar ni que pensar, así que salí de mi casa para ir a ver a Sam. Necesitaba la opinión de alguien más, alguien que me apoyase. Necesitaba contarle todo lo sucedido. Llegué rápidamente, sin siquiera darme cuenta.

Comencé a hablar y mis palabras salieron fluidas sin pausa. Le conté todo lo sucedido, desde que empecé a seguirla hasta que me desperté. El pareció entenderlo todo, apenas sin hablar, aunque parecía que me escuchaba de verdad. Pensó que todo sería un sueño, que lo mejor sería ir al sitio en el que había pasado todo. Que intentase hablar con ella y meditar las cosas detenidamente.

Decidí hacerle caso, que lo mejor sería ir al sitio donde estaba la casa de Tana, como me dijo Sam. Salí de la casa y comencé a andar. Caminé por el mismo camino que va hacia mi casa, pero una vez cerca, desvié el rumbo para llegar donde tenía que ir.

De día todo era diferente. El cielo no se veía, pero los reflejos de luz, penetraban entre las ramas de los árboles. Esos reflejos, permitían ver con claridad, pero no molestaba la luz sobre los ojos. Ahora podía verlo todo más claro, la pequeña casa de Tana a lo lejos y una carretera se veía más allá de los árboles. La casa, era toda hecha con madera vieja y gastada, con un tejado ligero pero resistente. Parecía que no había nadie, pero estaba seguro que ella aparecería. Siempre lo hacía.

Me acerqué más a la casa y cuando iba a tocar a la puerta, ella abrió.

-Hola-. Dijo con una sonrisa en su gesto.- Te estaba esperando-.

-¿Como sabías que vendría?-. Pregunté al ver su comportamiento.

-No lo sabía-. Dijo de forma triste, pero antes de decir algo más, sonrió.- Pero lo suponía-.

-¿Qué pasó ayer?-. Pregunté de forma inmediata.

Me miró extrañada y después preguntó.- ¿No lo recuerdas?-.

-Sí, si lo recuerdo, pero ¿cómo llegué a mi casa y por qué no recuerdo esa parte?-. Estaba empezando a ponerme nervioso, quería respuestas.

-Ya podemos estar juntos Letum-. Dijo mirando fijamente mis ojos.- Nada nos lo impide ya-.

Algo en su mirada me hacía estremecer, pero a la vez me atraía. No sabía a qué se refería, pero tenía que averiguarlo.

-No te entiendo. ¿A qué te refieres?-. Miré a Tana y después hice un gesto de incomprensión.

-Eres como yo-. Dio una carcajada y dijo-. Eres un vampiro-.

Me estremecí en el momento en el que dijo vampiro. Mi respiración comenzó a aumentar y mi corazón latía como si hubiese estado corriendo durante horas. Pensaba que me caería de rodillas en ese mismo momento, pero conseguí mantenerme en pié. La miré sin saber que decir, esperando algo mas, una explicación. ¿Cómo había hecho eso? ¿Cuándo?