martes, 26 de julio de 2011

Capítulo 1

Mi nombre es Letum, sé que es un nombre extraño, pero tal vez sea el adecuado para una persona extraña. Al principio no sabía su significado, pero conforme pasaron los años, lo averigüé. Será mejor que vayamos a la historia, esto lo explicaré más adelante.

Tan solo tenía seis años, quien me diría a mí como terminarían las cosas. En ese momento vivía solo con mi padre, el cual, la mayor parte del tiempo la pasaba trabajando. Por eso casi siempre me quedaba solo en casa, dado que nunca tenía nada que hacer. Pero un día, cansado de esa soledad, cansado de esa incomprensión, con la inocencia de un simple niño, salí hacia el pueblo para poder conocer a alguien, alguien con quien pudiese jugar, no pedía más. Era algo que cualquier niño solía tener, algo muy sencillo para todos menos para mí, amigos. Desgraciadamente, no fue tan bien en un principio. Seguí un sendero de tierra, con pocos árboles alrededor, tan solo con matorrales florecidos por la primavera, con unos colores rojizos. Después, debía comenzar otro que se cruzaba con este y llevaba hasta la plaza del pueblo, en la cual había decenas de personas, de un lado para otro, que en ese momento tan solo veía como extraños. Me di cuenta de algo que me costaba ver. Estaba solo, sentado sobre un banco de piedra, en el centro de un mercado, rodeado por gritos y alboroto, con gente alrededor, mirando a un niño solo en un banco, buscando donde fijar su mirada. No conocía a nadie, ya que desde que mi recuerdo alcanza, salía de casa, siempre acompañado por mi padre y sin hablar con nadie, me limitaba a seguirle de cerca, pateando alguna piedra en solitario.
Era un simple niño y aun así, había vivido siempre apartado de todo, apartado de una vida. No tenía amigos, no tenía nada.
No pude contenerme más y rompí a llorar, mientras corría sin saber dónde. Estuve corriendo durante unos minutos sin rumbo, hasta llegar un lugar apartado, el cual nada mas verlo, sentí la necesidad de parar, y sentarme. Era un lugar tranquilo, nadie me molestaría y tenía algo especial, algo distinto. Me acerqué a una piedra y me senté mirando al horizonte, esperando encontrar algo ahí, algo que nunca antes había tenido. En el se podía ver el atardecer rojizo, con pájaros volando sin ninguna opresión, nada que les frenase salvo el viento a su alrededor. Se podían ver unos árboles gigantes y antiguos, que parecían seres poderosos y fuertes, como grandes dioses. Era algo que me hacía asombrar, así que fui hacia ellos. Me acerqué y me senté al lado de uno, mirando sus grandes ramas que me tapaban la poca luz que quedaba. Mirando al suelo, esperando que de repente, toda mi vida fuera diferente, no estar solo.
En ese mismo instante, en el que me imaginaba una vida diferente, escuché unos pasos tras de mí. No pude evitar girarme rápidamente y después de eso, vi a un niño a mi lado, mirándome sorprendido.
-¿Qué te pasa?-.Preguntó el niño mientras continuaba mirándome.
-¿Quién eres?-.Pregunté después de un par de segundos.
–Soy Sam-.Dijo con una voz alegre y despreocupada.-¿ Y tu Quién eres?
–Yo soy Letum-. Estuve un momento esperando su respuesta, al ver su mirada de asombro.
–Que nombre más raro-. Contestó rápidamente entre risas.
Le miré durante un momento sin saber que decir, y de pronto el habló.
-¿Por qué lloras?-.Preguntó el niño.
Paré durante unos segundos, apenas imperceptibles, pero que para mí, largos minutos sin saber que responder.
-No quiero estar solo-. Dije yo casi llorando de nuevo.
El niño se quedó pensativo durante un instante, mirando hacia mí y hacia los arboles, y de pronto.
-¿Por qué no vienes conmigo?-.Dijo sonriendo.
Me levanté deprisa con una sonrisa en la cara.
-Vale-. Respondí rápidamente.-¿Y dónde vamos?
-Vallamos al rio-.
Yo asentí rápidamente antes de que cambiase de opinión, ahora… ¿Tenía un amigo?. Salimos directamente hacia el rio desde donde nos encontrábamos. Sin saber el camino que llevaba al rio, le seguía de cerca, con un costoso andar, ya que el niño, andaba con zancadas y un paso rápido, que se hacía difícil de seguir.
Durante el camino hablamos más de lo que nunca antes había hablado con nadie, algo que realmente me hacía sentir bien.
-Vives con tu padre ¿verdad?-.
-Si…-. Respondí yo un poco indeciso.
-Yo vivo con mi madre-. Dijo el rápidamente con una sonrisa en su rostro.- Se llama Desiré-.
Sonreí a su vez, aun sin sentir demasiadas ganas.
Esa situación me hizo entristecer sin poder evitarlo, ya que yo, no había conocido a mi madre, después de que muriera tras yo nacer. Pero no era ese el momento para pensar en ello.
Después de cruzar una fila de arboles, ya se podía ver el rio, comenzamos a correr y a jugar, moviéndonos por el borde del mismo, divirtiéndonos sin mucha complicación. Al fin y al cabo, no éramos más que niños.
Un largo rio, que nunca podríamos recorrer, se veía en el horizonte infinito, que bajaba hasta desvanecerse entre las nubes.
La noche ya sobre nosotros, después de varias horas jugando, era la hora de volver. Mi padre podría estar preocupado, aunque realmente, me extrañaba. Continuamos hablando durante el camino, hasta llegar al cruce en el que tendríamos que separarnos. Después de horas hablando y jugando, nos despedimos y decidimos vernos al día siguiente, en los mismos arboles, en los que me habló por primera vez.
Seguí mi camino solo, sin dejar de pensar en este día, en esta tarde tan perfecta e inolvidable que nunca antes había tenido. Llegué a mi casa sin apenas darme cuenta, ya que andaba inmerso en mis pensamientos. Abrí la puerta e intenté entrar sin hacer mucho ruido, esperando ver a mi padre, pero desgraciadamente, el estaba durmiendo, sin siquiera haberme esperado. Volví a mi mundo real, mi mundo, el mundo en que llevaba viviendo desde que nací.
Subí a la habitación a intentar dormir, pero no podía hacerlo. Estaba triste y a la vez eufórico por la tarde que había pasado. Tenía un amigo, un amigo con el que salir, con el que hablar. Pero al mismo tiempo, mi padre no estaba nunca cuando le necesitaba, no era el padre a quien contarle todo lo que hacía durante el día, no era ese que me arropaba antes de dormir. No era el padre que yo necesitaba, y aun siendo un simple niño, lo sabía.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho la historias, espero que sigas subiendo capis :D

    ResponderEliminar
  2. Pronto, muy pronto jajaja... Eso espero... Ya que la gent ele ha gustado y ha leido y seguido, intentare tener listo un segundo capitulo antes de mañana por la tarde ya que si no ya no estaré en españa y no tengo mi ordenador y demas.

    ResponderEliminar