lunes, 17 de octubre de 2011

Capítulo 12

Capítulo 12

Un sueño. Un simple sueño, que se convirtió en realidad. Algo que nunca esperaba que sucediese. Algo que había estado intentando olvidar durante todos estos días. Pero aun así, estaba pasando.

Aun no estaba cerca de él, pero llegaría rápidamente. El temor recorría mi cuerpo y la impotencia me mataba por dentro. Ya podía ver su espalda y en ese mismo instante se giró. Vi sus rasgos desde lejos, una cara redonda, unos ojos claros y una sonrisa infantil que se desquebrajaba con los acontecimientos. Una cara que no conocía, algo estaba pasando, pero no era como mi sueño, no era Sam. Pero aun sin ser Sam, era un niño, iba a matar a un niño y no podía hacer nada por evitarlo.

Mi cuerpo se movía a una velocidad inimaginable y mi mente pensaba en lo que pasaría ahora. Un salto, un corte y una muerte. Un dolor que era incapaz de prever para ese niño, un simple niño.

Cogí todas las fuerzas que tenia y fui capaz de gritar.-¡Corre!-. Conseguí hacerlo y el niño comenzó a correr, sin saber muy bien porque, pero me hizo caso. Tal vez en ese momento, parecía tan amenazador como podía llegar a serlo.

Era incapaz de pararme, era imposible, no era yo, era un monstruo. Continué tras él, alcanzándolo cada segundo mas, con una rapidez que era imposible saber, cuándo cogería a el pequeño. Pero esperaba que consiguiese ponerse a salvo y a la vez me rondaba por la mente, dejar mi cuerpo seguir, sin imponer fuerza alguna. Pero no era yo, no quería hacerlo, no quería matar.

Unos metros de distancia, la suficiente, un salto. Cerré los ojos, pero no pude evitar abrirlos, justo en ese momento, vi ese rostro, ahora cubierto de sangre, con el cuerpo masacrado por mis golpes. La sonrisa infantil, desapareció por completo, sus ojos, ahora sin color alguno, con un gesto cadavérico y masacrado. Sentía la sangre en mis labios, el olor de su sangre. Pero lo peor era, que me gustaba.

Conseguí parar de comer, dejar su cuerpo a un lado y lanzarme a mí mismo unos metros del cuerpo. Ya podía controlarme, pero ahora era tarde. Rompí a llorar en el suelo, intentando olvidar lo sucedido, pero era imposible. No podía seguir en ese lugar, comencé a correr sin rumbo, hasta chocar con un árbol, y continúe mi rumbo sin apenas menearme, rompiendo el árbol a mi paso. Me tiré al suelo, llorando como nunca antes lo había hecho. Pero ya nada cambiaría, esta vez no despertaría, esta vez no era un sueño.

No podía ir a mi casa, podrían verme los del pueblo. Estaba lleno de sangre, toda mi ropa repleta de la sangre del joven, que ni siquiera conocía su nombre, que no hizo nada mas, que cruzarse en mi camino, en el momento que no debía. No era su culpa, toda era mía.

Volví a correr y fui rápidamente a casa de Tana, ella sabría qué hacer. Ahora, la necesitaba.

Ella ya esperaba en la puerta.-Por fin te decidiste a hacerlo-. Una sonrisa se mostro en su cara.

-¡Cállate!-

Su rostro volvió a la seriedad y dijo.-¿Qué ha pasado?-.

-Yo no quería… no quería hacerlo-. Lloraba mientras hablaba, mirando mis manos, completamente repletas de sangre.

Se acercó a mi llorando a la vez que yo, y me abrazó con todas sus fuerzas.- Lo siento… ¡Lo siento!-.

-No pude evitarlo, no podía parar. Maté a ese niño, lo maté-. La frustración de no poder cambiarlo me reconcomía la conciencia, pero no podría hacer nada más.

Ella me miraba sin saber que mas hacer, ni que decir, esperando que no fuese real. Su mirada describía sus sentimientos, pero en ese momento estaba demasiado preocupado para darme cuenta, para saber que sucedía.

-No debí hacerlo. Tenía que haberme apartado de ti-.

-¡Eso ya no cambia nada!-.

En ese momento ya no podía pensar en nada, pero tampoco podía volver a ver a Sam, ni a mi padre. Ahora solo estaba ella, era la única a la que no podría dañar. Pero tampoco podía quedarme en ese lugar, necesitaba cambiar.

2 comentarios:

  1. ya dije que voy dejar de subirlos pero en uno o dos meses, creoq ue tendré ya el libro terminado para que todos podais leerlo.

    ResponderEliminar